El uso inadecuado de los recursos hídricos, es una problemática causada por diversos factores, que afectan a todo el mundo, en nuestra actualidad; sin embargo, nuestra prioridad es cuidar y recuperar nuestro Río Teusacá, fuente de vida para cientos de especies nativas, que ahora se encuentran en peligro de extinción, gracias a los vertimientos, la falta de valoración ambiental, y la poca apropiación del territorio.
El adecuado desecho de las basuras, es un proceso ignorado por la comunidad, creando una cultura poco consciente de su entorno y ambiente. Fuente: Laura N. Bohórquez
Desde tiempos ancestrales, por instinto, el ser humano ha tenido la necesidad de cuidar la fuente hídrica más cercana a su hogar; básicamente, porque esto significa un nacimiento de vida, donde cualquier ser viviente, tendría la oportunidad de surgir. En este caso, sería nuestro gran Río Teusacá.
Se supone, que nuestra prioridad sería cuidar de él, todo el tiempo posible. Preservar su entorno, evitando la contaminación de sus suelos, la deforestación, las prácticas inadecuadas de ganadería y agricultura, entre otras; sin embargo, el desconocimiento de estas prácticas, la falta de concienciación en la comunidad, y el poco control ambiental y sanitario presente alrededor de esta fuente de vida, son una de las pocas causas por las cuales estamos perdiendo cada vez más y más este tesoro.
Las causas de la administración y uso inadecuado de este recurso, son demasiado amplias. En resumen, podríamos perfectamente hablar de causas políticas, tecnológicas, sociales, ambientales, y sobretodo, morales o personales. Pero hay un punto que liga todas estas causas, y se vería en la capacidad de afrontarlas a todas. La comunidad.
Cuando un grupo de personas se apropia de su territorio, empieza a comprender que defenderlo y cuidarlo es una forma de mostrar interés frente a la preservación ambiental, la reconstrucción social, y el manejo autónomo del mismo. Se empiezan a crear lazos, que evitan la falta de control social, haciendo que la inclusión y la participación sea más efectiva, lo que conlleva a la idealización y búsqueda de instrumentos de planeación, que le permitan a la comunidad, controlar la valoración ambiental, comenzar procesos educativos pertinentes frente al tema, y acceder a la información necesaria para el cuidado del río y las especies de la región, puesto que la situación de este ecosistema se hace más compleja debido al limitado acceso a información y a los datos, que impiden conocer en detalle la riqueza de especies.
Esto, se ve evidenciado en las respuestas generadas por el trabajo de diversas instituciones educativas, el trabajo de diferentes funcionarios públicos, y el liderazgo de los líderes territoriales, dentro de los proyectos ambientales que se han llevado a cabo con nuestro proyecto de “La Gran Cuenca del Río Teusacá”.
Los colegios son un semillero importante para la educación entorno a nuestro ecosistema. El Colegio Tilatá, es uno de los más comprometidos en el proyecto. Fuente: Laura Bohórquez
Estamos hablando de proyectos, que mezclan la inclusión social, procesos formativos, educativos, y aquellos que pretenden una apropiación del territorio; así como se hizo con diferentes colegios y escuelas veredales. El objetivo era uno solo: aquellos quienes toda su vida, vivieron alrededor del río, pudieran enseñarles a agentes externos, o poco informados, la naturalidad del mismo. Su comportamiento, sus raíces y extensión. Que significaba realmente. Por otro lado, la recompensa fue obtener conocimientos teóricos, que les permitiera conocer con datos científicos y reales, que significaba cada cambio en esta fuente hídrica.
Por otro lado, también están aquellos que conocen y se apropian de esta problemática, y que sin esperar nada a cambio, más que una sonrisa por parte de la naturaleza, cuidan y monitorean de manera constante su tesoro más preciado. Los vigías. Ellos se encargan de defender y difundir todo lo que puedan sobre los cambios que suceden alrededor de este tesoro. Denuncian, opinan e informan, a partir de lo que sus ojos evidencian, y pretenden que la comunidad también lo haga.
Sin embargo, aún falta que todos aporten su granito de arena, para poder empezar a recuperar nuestro río. Necesitamos informarnos, educarnos, cambiar algunas prácticas culturales, buscar alternativas, denunciar si vemos que algo no está bien, y opinar si sabemos que podemos cambiar algo que nos va a afectar.
Aún necesitamos crecer más, construyendo poco a poco una vía, que nos ayudará a recuperar, con el compromiso de todos, nuestra preciada fuente de vida.
Por: Laura Natalia Bohórquez Roncancio.